martes, 21 de agosto de 2007

Reflexión sobre una infusión

Según la Iglesia, todas las criaturas en la viña del Señor tienen alma... Entonces, ¿mi infusión tendrá alma? Porque todo es creación del Señor -ella también- y mía, la he hecho con mucho amor. Y ahora viene cuando me pregunto por qué no se enfría, por qué no deja de quemar, lo que hace que la observe en la distancia. ¿Por qué no se enfría? Al ser creación del Señor, ¿es el Señor el que no quiere que se enfríe o, al tener alma, también tiene voluntad propia y no se enfría porque no quiere?

Nunca había oído de una infusión de hinojo que no se enfríara hasta el momento, pero ante mí tengo la primera. Hace mucho que la observo desde aquí, ahí sigue, hirviendo, sin dejar que me acerque.


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